La religión es uno de los factores que permite a una
sociedad mantenerse en paz y unidad o en guerra y conflicto. En nuestros días,
si examinamos el escenario internacional observaremos que un amplio margen de las
coyunturas que definen nuestro mundo, si bien no cuentan con el tema religioso en
un papel protagónico ocupa un lugar relevante dentro de los factores que
motivan las hostilidades.
El mundo ha sido testigo de un encuentro histórico que se
llevó a cabo durante los primeros días del mes de febrero, donde el Obispo de
Roma ha emprendido una visita apostólica a los Emiratos Árabes Unidos en el
marco del octavo centenario del encuentro entre San Francisco de Asís y el Sultán
al-Malik al-Kāmil, hecho que lo convierte en el primer Sumo Pontífice en la historia
de la Iglesia Católica en visitar la península arábica, como es sabido,
territorio de mayoría islámica y limitados niveles de tolerancia religiosa.
La visita referida no solo constituye un hito histórico,
sino que también se ha convertido en el espacio seleccionado para demostrar el
carácter pacífico que la religión puede brindarle a las sociedades, pues, el
Vicario de Cristo en la Tierra junto al Gran Imán de Al-Azhar sellaron un pacto
de Fraternidad Humana, por la Paz
Mundial y la Convivencia Común, donde se promueve la convivencia pacífica
entre las religiones con la mirada puesta en el desarrollo y buen vivir del
hombre.
Si examinamos a profundidad los diferentes hechos de
violencia en los últimos años, podremos darnos cuenta que una gran cantidad de
ellos han sido realizados invocando ¨el nombre de Dios¨ y con la mirada puesta
en imponer sus creencias frente a otras. Sin embargo, para Francisco I, máximo
representante de la Santa Sede, “las religiones, de modo especial, no pueden renunciar a la tarea urgente
de construir puentes entre los pueblos y las culturas”, ya que como se ha dicho antes, aunque
ciertamente el factor religioso tiene una vertiente conflictiva, tiene también
una capacidad inmensa para construir la paz.
El hombre, su desarrollo y el valor de su dignidad es el
centro del cristianismo, realidad que ha promovido y defendido el Papa
Francisco desde el inicio de su apostolado, materializada en este documento cuyo
texto consagra la necesidad de velar por toda persona humana sin ninguna
distinción.
A pesar de estar en un territorio de mayoría musulmana,
la visita del Papa a esta tierra árabe permitió un encuentro fraterno y cercano
con la minoría cristiana católica que hace vida en los Emiratos Árabes Unidos,
en una misa multitudinaria, el Santo Padre explicó las escrituras cristianas y
partió el pan con los presentes, hecho que materializa el respeto al derecho de
libre culto en los Emiratos Árabes Unidos, prerrogativa consagrada en el
artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) la cual
es violentada y fracturada en otros países,
a saber:
Toda
persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de
religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de
creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia,
individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la
enseñanza, la práctica, el culto y la observancia (París, 10 de diciembre de
1948)
Este encuentro, sin duda alguna, viene a dejar huella en
una península donde otras creencias religiosas distintas al Islam son
perseguidas y hasta castigadas, y donde la creencia otorga más derechos frente
a otros que no comparten la misma fe. Por ello, las banderas de la libertad de
pensamiento y libre credo no pueden dejar de levantarse y, junto a ello, el
trabajo por la promoción y defensa del mismo no puede decaer, ya que todavía no
se respeta en su totalidad.
En nuestros días, el derecho a la libertad de pensamiento
que abarca el libre credo, ni siquiera forma parte de los ordenamientos
jurídicos de algunos países. En cifras, se calcula que hay 55 países en donde la realidad de los
fieles es crítica. En otras 26 naciones esta situación empeora, al punto que
personas de un culto específico arriesgan su vida si hacen manifestaciones
públicas de su religión.
Pese a que
el informe consultado de la fuente referida destaca algunos avances de
tolerancia con relación a la libertad religiosa, hay 20 países que generan
preocupación media y alta, entre ellos: Irán, Emiratos Árabes Unidos, Cuba y
Qatar; le sigue Zimbabue y Taiwán, que están en las categorías “preocupante” y
“alarma baja”, respectivamente. Es por ello que este
escenario viene a dar un adelanto positivo en la lucha por la igualdad y el
bienestar de la humanidad.
Por otra parte el terrorismo es, tanto para el líder
musulmán como para el Papa, producto de interpretaciones erradas de los textos
sagrados y su existencia promueve el hambre, la muerte y el desespero. Una realidad
que es condenada en todas sus formas y expresiones.
Asimismo, los derechos a las mujeres, niños y ancianos,
fue tópico que permitió a ambos líderes sentar posición, pues no existen
razones para fomentar una discriminación que aún es latente en algunos sectores
de la Comunidad Internacional.
La paz es sin duda el fin último de esta visita y de este
encuentro interreligioso histórico, el cual viene a sentar las bases para
demostrar que a pesar de las grandes diferencias culturales, políticas y
sociales, es posible materializar la convivencia fraterna entre grupos étnicos,
religiosos y culturales distintos.
"Las
religiones, de modo especial, no pueden renunciar a la tarea urgente de
construir puentes entre los pueblos y las culturas", señaló
el Papa Francisco, tras anunciar la firma de un documento de Fraternidad Humana
con el gran imán de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, la principal institución del
islam suní.
Por José Gregorio Romero,
octavo semestre, preparador de la cátedra de Derecho Internacional Público
(2018-2019)
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